domingo, 23 de septiembre de 2012

Nuevas Catedrales Vivas

Nunca nos dejan indiferentes estos árboles, que vivieron del gótico al renacimiento, y que llegaron vivos a la publicación de El Mundo, El País, El ABC o La Razón a día hoy. Pueden cantar y contar una crónica que traspasa la historia, desde la Independencia de los Estados Unidos a la invención de la máquina de vapor.



El manzano de Newton florecía, mientras Lamarck hacía de la evolución un apunte.James Cook o Malaespina andaban viajando por el mundo y estos árboles ya estaban maduros. La Revolución Francesa les pilló con sus hojas reverdecidas por aquel Mayo; y Versalles estaba en su esplendor cuando ellos desconocían que existía la guillotina. A ellos, nuestros decapitados, les cortaron sus ambiciones cuando la arboricultura humana dijo que no era necesario su esplendor.



¡Qué jóvenes eran George Washington o Abraham Lincoln! En aquellos otoños en que España andaba fraguándose su propia historia. Nuestros homenajeados ya pasaban varios siglos y su  anhelo de poder no era otros que seguir derramando sus frutos con la vecera.



Saltando en el tiempo y el espacio, vinieron los escritores de la generación del 98. Unamuno, los Machado, Ortega y Gasset, Dorado Montero o el cercano pedagogo Giner de los Ríos, con quien la educación ambiental empieza a tener cuerpo de doctrina.



En fin, 12 líneas de historia que quedan en nada. Ya volveremos sobre ellas. Pero este fin de semana hemos encontrado toda la crónica en unos anónimos personajes que todo lo callan, pero mucho representan. Aquí los tenéis como Catedrales Vivas que son.

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