martes, 27 de marzo de 2012

Poesía en la naturaleza


Son muy escasas las ocasiones en las que uno es consciente de estar asistiendo a un momento realmente mágico. Resulta cuan menos difícil ser consciente del privilegio de participar de un instante de alegría compartida, en estos tiempos en que da miedo poner la radio, encender la televisión o asomarse a un periódico. Y si todo se debe a un recital poético, es imposible que se junten más de cincuenta personas a sentarse para escuchar. Por todo ello, parece poco probable que más de doscientas almas se acerquen hasta el alto de la Peña del Castillo, en Juzbado, para concelebrar los versos de Paca Aguirre y Félix Grande. Ambos grandes poetas, ambos grandes personas, mutuamente prolongados amantes. Tienen la dicha, además, de ser reconocidos por críticos y galardones: Premios Nacionales de Poesía, Premio Miguel Hernández, Premio de hacerse felices el uno al otro durante cincuenta y tres años...

            Y si este punto y a parte de la realidad cotidiana ocurre en una de las más bellas cuencas visuales del Tormes, alumbrados por la claridad tras la lluvia, no es difícil esbozar la sonrisa de la felicidad. El agua deseada cayó minutos antes de que Paca y Félix se arrimaran al bronce de sus letras, ancladas en el granito para siempre. En palabras del poeta: estas piedras nos unirán en la eternidad. Los almendros en flor, en simpatía con los musgos resucitados de clorofila, fueron el coro escénico. Uno se alegra de que este hecho literario y difícil no sólo ocurra de manera redundante, sino que ya promete haber venido para quedarse.

            Ni bombo ni boato, ni dispendios o parafernalias, nada de estos ornatos han sido testigos de las aproximaciones cuerpo a cuerpo de los antecesores en el Libro Abierto al Paisaje. Pues este es el nombre de los encuentros de poesía y naturaleza que se suceden en la localidad. Antonio Colinas, Juan Carlos Mestre o Antonio Gamoneda se mezclan y entremezclan con las mujeres, hombres, jóvenes y niños del pueblo, para ser testigos de que otra cultura y ocio no sólo es posible sino real. Es que a todos ellos les hemos escuchado la misma expresión en mitad del encantamiento: Que ocurra esto, ¡Es imposible!

            Queda este día como prólogo de la primavera, con un marzo donde las aves se empiezan a querer. Ya se silban los milanos negros cuando las cigüeñas se hacen carantoñas y crotoreos. Ya se persiguen los martines pescadores y los aguiluchos laguneros se enredan en los carrizos. Son tímidas las prímulas en los rebollares, mínimas las verónicas en los jardines, anónimos los senecios en los caminos. Llegaron ya aviones y golondrinas que observan atónitos la ausencia de barros para sus nidos. A ver si llueve de una vez como Dios manda.

            Aprovechen para fascinarse en este mes de los preludios de la fertilidad. Los vuelos nupciales y los reclamos se dan cita en el cielo de su ventana, en el jardín más próximo o en las afueras del pueblo. Es sin duda la época del año en la que más eventos tienen lugar en el campo. Sean testigos de la rápida floración que tendrá lugar en el momento que se hidrate el paisaje. Todo ello será un buen momento para la poesía, o mejor dicho, todo ello será poesía.

No hay comentarios: