lunes, 30 de enero de 2012

Nueva columna El Adelanto: Nadar a contracorriente


Hace unos días asistí a un seminario en Valladolid convocado por la Confederación Hidrográfica del Duero. El motivo del encuentro se focalizaba en la presentación del programa de mantenimiento y conservación de cauces de dicha institución. Los allí convocados como escuchantes representaban a 10 entidades de
Castilla y León, fundamentalmente, responsables de los programas de voluntariado en ríos durante el 2012.

            En la sesión intervinieron distintos técnicos implicados en esta materia, dando su punto de vista en relación a todos los parámetros que intervienen en la restauración y preservación  de las riberas. No puedo por menos que destacar la intervención del comisario de aguas, Ignacio Rodríguez, quien hizo una consciente y coherente defensa de las actuales labores de recuperación. Ésta se centró en la retirada de motas, pesqueras, canalizaciones y otros obstáculos que condicionen el natural discurrir del agua. Incluso mostró imágenes de algunos embalses con explotación eléctrica cuya licencia había caducado.

            Reconozco que me impresionó este nuevo discurso. Sobre todo porque a lo largo de la intervención me pareció estar escuchando a un representante de las organizaciones ecologistas de los 80 y 90. Entonces los meandros, curvas y recurvas se alineaban el tramos rectos de escuadra y cartabón. Los suelos supuestamente ganados al río se cultivaban e incluso se construía en ellos, con los consiguientes daños cuando el río volvía por sus fueros. En aquel momento, cuando se levantaban todas estas obras,  los grupos de defensa de la naturaleza apostaban por la fluidez secular de las corrientes y criticaban estas costosas obras de dudosa utilidad. La contra - crítica se cimentaba, o cementaba, en honor al progreso y al desarrollo, siendo todos los que se oponían a las mismas, adalides de la vuelta a las cuevas e ignorantes del provecho de las nuevas tecnologías y sus frutos.

            No han pasado en muchos de los casos ni 20 años y se ha demostrado la inconveniencia de tales intervenciones. Se da la paradoja que los mismos obreros que manejaban las palas, retroexcavadoras y hormigoneras para levantar aquellos elementos son los mismos que ahora los desmontan. Bienes cierto que son los más cualificados para hacerlo, pues conocen perfectamente cómo se elevaron.

            Pasado este tiempo a uno le entra la sensación de ir siempre a contrapelo. No como postura, de criticar por criticar, sino por las circunstancias que rodean a cada lustro, década o quinquenio. Mantener una idea a lo largo del tiempo basada en el conocimiento y las experimentación, se convierte cada vez en un acto más complejo. Las verdades técnicas también mudan con las estaciones y anualidades provocando que la realidad se antoje tornadiza.



            Seguramente se debe a todo esto la complicidad que tengo con el mirlo de la imagen. Como saben, estas aves visten de luto permanentemente, pero en ocasiones surgen individuos como éste que nadan a contracorriente. Nuestro amigo luce una única pluma blanca en su cola, como queriendo revindicar algo que desconocemos o ya  olvidamos. En fin, si ustedes ven aparecer una pluma blanca en su negra vestimenta, no se asusten, será un matiz de albina esperanza en medio de tanta oscuridad presente y futura.     

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